«El reto de mi vida: Ser buena madre»

Este reto nunca se acaba, mis hijos ya son mayorcitos (21, 19 y 15) y ahí sigo en la lucha por hacerlo lo mejor posible acompañándolos en su crecimiento como personas.

Una de las premisas para poder ser un buen padre o madre es entender muchas de las cosas que nos pasan por la cabeza, por la de nuestros hijos y por las nuestras.
Una de las cuestiones que debemos saber es que el cerebro tiende a ser negativo por supervivencia. ¿Qué mala noticia, no?. Pero la buena es que no tiene por qué quedarse en lo negativo.

Lo primero que hay que aprender como padres es a ser positivos, ver en tu hijo sus aptitudes y capacidades porque principalmente tendemos a centrarnos en lo negativo, reforzándolo una y otra vez sin reparar en ello. Estos mensajes llegan directamente al inconsciente y se quedan grabados como si de un disco duro se tratara, lo cual tiene una repercusión futura en la forma de pensar, de actuar y de sentir en nuestros hijos.

Todo lo que ocurre alrededor de una persona se queda grabado en su cerebro, forjando la forma de pensar, de actuar, sus creencias, las acciones que realiza, la forma de relacionarse y la manera de responder y de enfrentarse al estrés. Aunque no todo tiene la misma repercusión. Los acontecimientos que causan dolor, tristeza y miedo le pueden llevar a relacionarse mal con las personas cercanas. Por ello, hay que tener especial cuidado con lo que causa un impacto negativo en los hijos. De esta forma se ve la necesidad que tenemos de cuidar las acciones que causan un impacto emocional negativo en nuestros hijos ya que se quedan registrados en “su disco duro”.

Con esto no quiero decir que haya que tratar a los niños como porcelana, porque es un gran error, ya que podemos convertirnos en padres o madres sobreprotectores, que dicho sea de paso, es bastante contraproducente para el crecimiento de tu hijo.

Objetivos del Taller para Familias

En mi taller, aprenderemos a no repetir patrones tóxicos aprendidos pero también a no sobreproteger a nuestros hijos, de manera que, desde el cariño y una comunicación no violenta, encaminemos a nuestros hijos a realizarse como personas nobles, sanas y transmisoras de sus valores.

Este taller no agrupa una única disciplina, sino la suma de muchas que he ido poniendo en práctica con mis hijos quedándome con lo que veía que les hacía ser personas emocionalmente equilibradas. Una de las partes importantes de este quehacer como padre o madre además de aprender a ver lo positivo de tu hijo, es potenciar las tuyas para hacerlo feliz y para que exista armonía en el hogar.

¿Te gustaría que en tu familia se respirara ese ambiente? Si tu respuesta es sí, te cuento un poco cómo es la escuela de padres que he formado, en ella hay dos grandes objetivos:

  • Ayudar a los padres a ser conscientes de cómo educar a sus hijos.
  • Establecer relaciones sanas.

Después, cada familia elige y adapta las pautas a cada uno de sus hijos, ya que tienen diferentes necesidades.

Este seminario es abierto, adaptativo a cada familia y a cada niño. La intención es entender cómo funciona la mente y dar pautas que después adaptarás a tus valores y a tu forma de vivir en familia, todo ello apoyado de la psicología positiva que persigue el bienestar de la persona a través de:

  • Encontrar y fomentar las fortalezas.
  • Optimismo.
  • Humor.
  • Creatividad.
  • Resiliencia.
  • Inteligencia emocional.
  • Atención plena.

Esta forma de educar y de dirigirnos a nuestros hijos no solo les beneficia enormemente a ellos, también sirve para bajar el estrés que sufrimos los padres hoy en día. Además, vas a encontrar una mejor manera de comunicarte con la gente ya que otro de los aspectos a trabajar dentro de las sesiones es la comunicación no violenta, que a mi me gusta más llamarla comunicación amable.

Si estás leyendo esta información, seguramente has tenido dudas de si estás en el buen camino. Eso se traduce en que quieres hacer las cosas lo mejor posible, evolucionar y darle a tus hijos lo mejor de ti a nivel emocional para ayudarles a ser adultos equilibrados.

Una pequeña inversión económica y de tu tiempo que perdurará para toda la vida y repercutirá en la vida de todos los miembros que componen tu familia.

¡Te aseguro que merece la pena!